Conmemorar 30 años de historia, para cualquier compañía, y aunque suene a lugar común, siempre es motivo de satisfacción, pues tras la efeméride del nacimiento —que en caso de Amadeus fue digital, y eso que todavía estábamos en plena década de los 80— hay infinidad de horas de trabajo, muchos desvelos y dedicación a espuertas. Y sobre todo personas que confían, a veces de manera visionaria, en un proyecto de futuro incierto.
El caso de Amadeus, como se imaginarán, no es distinto. Es más. Puede, incluso, que en aquel tiempo, allá por 1987, la incertidumbre fuese mayor si acaso, dado que se trataba de una idea impulsada por empresas de origen muy diverso —Iberia (España), Air France (Francia), Lufthansa (Alemania) y SAS (Dinamarca, Suecia y Noruega)— y con una cultura muy diferente, unidas, eso sí, por la pasión por los viajes y su firme voluntad de dar el mejor servicio a los clientes.
Sin embargo, aquel crisol, con el transcurso de los años, ha sido, a mi juicio, uno de los valores que ha afianzado la cultura corporativa de Amadeus, marcada por la capilaridad de su extensa red geográfica (195 países en todo el mundo) y la multiculturalidad de sus recursos, con personas de 123 nacionalidades, que se comunican en 56 idiomas.
30 años en los que, además, la innovación y la tecnología siempre han estado muy presentes desde el primer día; desde el día en que gran parte del capital social aportado —100 millones de dólares (alrededor de 3.170 millones de pesetas de entonces)— se consagró a la adquisición de un centro tecnológico “llave en mano”, que tenía que ser capaz de absorber el máximo número posible de reservas de billetes de avión y soportar al tiempo la conexión de 4.500 agencias de viajes europeas (no me resisto, llegado este punto, a dar un dato: nuestro centro de Erding, en Alemania, procesa cada día 2.600 millones de transacciones).
Innovación, tecnología y personas que, desde entonces, han marcado la trayectoria empresarial de Amadeus. Factores que han hecho posible jalonar nuestra historia de importantes hitos, que lo son al mismo tiempo de la historia del turismo y los viajes, como son la creación del primer PNR (Passenger Name Record), el desarrollo de los primeros servicios tecnológicos para aerolíneas o el lanzamiento de la primera web de comercio electrónico puesta en funcionamiento por una compañía aérea (Icelandair).
Con todo, lo más sobresaliente, aquello que realmente nos enorgullece a quienes somos parte de esta organización, es que gracias a esa apuesta por la innovación, y a un esfuerzo inversor notable y continuado (4.000 millones de euros en I+D desde 2004), miles de millones de pasajeros—1.383 millones de ellos en 2016— han podido embarcarse (y lograr sus sueños en muchos casos) por la intervención de nuestra tecnología.
Hoy, casi 11.000 días después, el legado de aquellos visionarios nos indica el camino a seguir de aquí en adelante. Un futuro que igualmente ha de pasar por la innovación, una mayor digitalización y aportación de valor eficiente al cliente. Asuntos todos ellos en los que tanto Amadeus, a través de su filial en España, como Segittur, avanzamos juntos hacia el futuro, tal y como lo constata el acuerdo que ambas instituciones suscribimos hace unos meses.
Director General | Managing Director, Amadeus Spain & Portugal