Spain Travel Tech Week 2016
12-15 abril 2016, San Francisco / Silicon Valley (USA)
Lo primero de lo que tenemos que ser conscientes es de que en el Valle del Silicio o Silicon Valley, nombre que hace referencia al uso intensivo del silicio entre las industrias relacionadas con el desarrollo de semiconductores que allí se asientan, se produce la mayor concentración de empresas tecnológicas, inversión y talento no sólo del planeta, sino de la historia de la humanidad.
En una extensión equivalente a la Isla de Santa Cruz de Tenerife, algo más de 3.000 km², viven 3 millones de habitantes, con una renta media por encima de los 100.000$, distribuidos en pequeñas poblaciones al sur de San Francisco con nombres tan reconocibles y vinculados a la tecnología como Cupertino, Mountain View o Palo Alto, que son la sede de algunas de las empresas más grandes del mundo (Apple, Google, Facebook), pero también de más de 190.000 startups, que crecen a un ritmo de 2.000 empresas al año, y de más de 19.000 business angels sedientos permanentemente de nuevas empresas en las que invertir.
La inversión realizada en empresas del Valle y San Francisco en el año 2014 superó los 40.000 millones de dólares anuales, casi la mitad de toda la inversión realizada por Venture Capitals (VCs) en todo Estados Unidos, la mitad de esa inversión se destinó a empresas de software, algunos de los ejemplos más conocidos de inversiones realizas en el año 2014 en empresas que utilizamos todos los días fueron: Uber (1.200 millones $); Dropbox (325 millones $); AirBnB (200 millones $); o Pinterest (160 millones $).
Un ecosistema altamente sofisticado, densamente poblado por emprendedores y profesionales, especialmente del campo tecnológico, muy cualificados y sometidos a una fuerte competencia por desarrollar innovaciones que despierten el interés de los gestores de la mayor concentración de capital del planeta. Por cada nueva startup que se crea en EEUU se crean diez en Silicon Valley, de ellas sólo unas pocas serán invertibles, y muchas menos tendrán éxito.
Curiosamente la localización del Valle coincide con el lugar en el que surgió a mediados del siglo XIX, la fiebre del oro de California, un hecho de enorme notoriedad, que Hollywood inmortalizaría posteriormente, y que situó al Estado como la tierra prometida para hacer millonarios, una promesa que sigue atrayendo a miles de emprendedores de cualquier parte del mundo, y tras ellos inversores, en una nueva fiebre por captar talento cualificado en nuevos nichos tecnológicos.
Entre las empresas que forman parte de la historia de éxitos del Valle se encuentran algunas de las tecnológicas más grandes del mundo: Apple, Google, Facebook, Yahoo, Cisco, Microsoft, HP, McAffee, Oracle, eBay o Linkedin. Muchas de ellas surgidas de arriesgadas inversiones que seguramente no habrían sido posibles en ningún otro lugar, y otras atraídas por las oportunidades que brinda el entorno.
Como emprendedor, viajar al Valle te ofrece la oportunidad de entrar en contacto con otros emprendedores, VCs, mentores, fondos de capital riesgo, incubadoras, aceleradoras tecnológicas, grandes coorporaciones, potenciales clientes, partners y early adopters de tu tecnología, y en definitiva, todos aquellos recursos que pueden ayudar a desarrollar más rapidamente tu startup. Todos ellos muy especializados e interactuando de forma diferente y complementaria a lo largo de las diferentes etapas de cadena del emprendimiento, desde el proceso de ideación más inicial del proyecto hasta sus etapas posteriores de prototipado, testeo, lanzamiento, crecimiento y venta.
Entre las características que mejor definen el entorno de Silicon Valley para las startups que allí se asientan, se pueden destacar aspectos como: el acceso a la financiación, gracias a la presencia de business angels e inversores en capital semilla y early growth dispuestos a asumir una inversión en capital riesgo muy elevada; el acceso a talento tecnológico y de negocio muy cualificado, gracias a la proximidad de grandes universidades (como las de Standford y Berckley, pero también del MIT o Carnarie Mellon); y a una enorme bolsa de talento de empresas locales y una mentalidad generalizada de aceptar el fracaso, pensar en grande, moverse rápido y asumir riesgos, en un entorno altamente competitivo.
Todo ello no debe impedirnos ser conscientes de la gran cantidad de empresas que fracasan en el intento, y el gran número de emprendedores sin sueldo que dedican infinitas horas a un proyecto en aras de ese nuevo sueño americano que la mayor parte de las veces no se cumple, y es que sólo cinco de cada cien empresas consiguen financiación. Un espacio especialmente complicado para outsiders que no forman parte de un sistema en ocasiones excesivamente endogámico controlado por exalumni y profesores de las más prestigiosas universidades norteamericanas.
Se trata de un ecosistema que se retroalimenta de los emprendedores exitosos, que en su mayor parte, vuelven al incorporarse al mismo como inversores creando su propios fondos o invirtiendo a través de fondos ya existentes. Muchos de ellos con la ambición de dar respuesta a los grandes problemas planetarios, una ambición global a la que sin embargo parece no importar dejar sin respuesta problemas más inmediatos que te encuentras en las aceras de San Francisco como son los homeless que abarrotan algunas de sus calles, la delincuencia, la inmigración ilegal y la exclusión social de determinados colectivos. Las dos caras de un mismo dólar.
Director de Investigación, Desarrollo e Innovación Turística de SEGITTUR