La globalización está aportando importantes beneficios a ciudadanos, administraciones públicas y empresas, pero arrastrando, al mismo tiempo, nuevas amenazas que exigen soluciones innovadoras y eficientes a nivel local, nacional e internacional, capaces de proporcionar una respuesta conjunta por parte de toda la sociedad para afrontar los riesgos actuales y anticiparse a próximas crisis.
Desde tensiones geopolíticas y económicas, pasando por amenazas sanitarias y medioambientales, el entorno de riesgos está en constante evolución con nuevas incertidumbres y trances que están continuamente transformando el ecosistema global. A pesar de este escenario, la conectividad física y digital, junto con el crecimiento de las clases medias y del acceso a los viajes, han supuesto un extraordinario impulso al turismo.
La actividad turística aporta el 10,4% del PIB global y genera uno de cada diez puestos de trabajo en el mundo, con unas tasas de crecimiento elevadísimas en los últimos treinta años. Este sector ha proporcionado enormes beneficios econó- micos y sociales a los destinos a lo largo de este período, creando millones de puestos de trabajo, protegiendo tesoros naturales y culturales, aumentando la prosperidad y reduciendo la pobreza, y mejorando la educación y la salud.
Por este motivo, mientras los viajeros continúan descubriendo el mundo, es esencial que la sociedad se prepare cada vez mejor para responder a las potenciales crisis que, como en el caso del COVID-19, afectan de manera terrible a nuestros destinos y a su percepción por parte de los turistas, dada la naturaleza del turismo como sector de elevada interacción entre personas.
En este sentido, el pasado 7 de mayo, la Organización Mundial del Turismo (OMT) estimaba (de forma provisional) que en 2020 las llegadas de turistas internacionales a nivel global podrían disminuir entre un 60-80%, en comparación con el crecimiento de entre un 3% y un 4% previsto a principios de enero de 2020.
El nivel percibido de seguridad es un factor decisivo en la decisión de los viajeros al elegir un destino donde viajar. Aunque la realidad es que los turistas tienen muchas más probabilidades de sufrir robos o accidentes de tráfico que una grave crisis como la actual, en las últimas décadas la frecuencia y el impacto de los desastres naturales y de los riesgos sanitarios se ha incrementado.
Los primeros se han multiplicado por cuatro entre 1970 y 2016 y su impacto económico ha supuesto un coste de 335.000 millones de dólares en 2017. Por su parte, las epidemias se han convertido en fenómenos recurrentes, con brotes como el SARS o el Zica, que han detraído 570.000 millones de dólares de la economía global en los últimos años. Además, riesgos emergentes como los derivados de ciberataques, la escasez de recursos y la destrucción de la biodiversidad van a tener un impacto cada vez mayor en el sector en los próximos años.
La capacidad para superar las crisis en términos de tiempo de recuperación y reducción de pérdida de visitantes y pérdida de ingresos son variables fundamentales. En términos globales, el tiempo de recuperación en las últimas 98 crisis de todo tipo ocurridas entre 2001 y 2018 ha caído de 26 a 10 meses. Aunque estas son buenas noticias, es imprescindible que el turismo esté cada vez mejor preparado ante las crisis para proteger a las personas y los destinos. Y la tecnología y la digitalización ofrecen poderosas herramientas para avanzar hacia un turismo capaz de asegurar su resiliencia en estos escenarios.
Pasos y tecnologías para abordar las crisis. La capacidad del sector para hacer frente a las crisis es crítica para el desarrollo económico y la sostenibilidad de los destinos turísticos. Asegurar esta resiliencia frente a las amenazas requiere de la colaboración entre el sector privado y las autoridades municipales y regionales para definir y poner en marcha las medidas e instrumentos necesarios que permitan preparar, gestionar y recuperarse de la crisis, al tiempo que se genera confianza en los visitantes y mejora la reputación de los destinos turísticos.
El primer paso es identificar y entender las amenazas para construir un enfoque de turismo resiliente que permita operar y salir adelante en este entorno dinámico, diverso y global.
La preparación frente a las crisis debe dirigirse a generar estrategias de resiliencia con la participación de todos los sectores, incluyendo el turismo, donde se analice la capacidad de las personas e infraestructuras para afrontar las posibles amenazas, así como a desarrollar herramientas de seguimiento y predicción basadas en modelos analíticos y gemelos digitales que permitan anticipar de manera temprana la llegada de la crisis, simular sus efectos y recrear escenarios de decisiones de desescalada.
Por otro lado, la gestión efectiva y rápida de la crisis requiere de soluciones y sistemas que ayuden a responder de mane- ra ágil y coordinada a las necesidades de la población, optimizando la movilización de los recursos de manera dinámica en función de las circunstancias de cada territorio y ciudad. Tecnologías como el Blockchain, la robótica y la Inteligencia Artificial permiten asegurar cadenas de abastecimiento, distribuir recursos y atender a pacientes y afectados de manera segura.
El sector también necesita herramientas de información que comuniquen de forma transparente la realidad para tranquilizar a los ciudadanos y turistas, utilizando los diversos canales digitales, como apps y bots, y asegurando la veracidad de los mensajes frente a ataques de ciberseguridad.
Además, es fundamental contar con herramientas de teletrabajo para facilitar el desempeño de los profesionales del sector, así como de plataformas educativas, de entretenimiento y de contenidos turísticos y culturales, que sirvan para hacer más llevadero el confinamiento y generar un deseo de volver a viajar, una vez se recupere la normalidad, utilizando la Realidad Virtual y los portales digitales avanzados.
Finalmente, la vuelta a la normalidad va a requerir de la generación de transparencia y confianza para que los turistas vuelvan a visitarnos. Aquí la aportación de la tecnología también es muy importante ya que proporciona el conocimiento personalizado de los viajeros y sus demandas para brindarles una experiencia que incorpore la seguridad de sentirse cuidados y a salvo durante su viaje y estancia en el destino.
Desde Minsait, estamos preparados para contribuir con nuestras soluciones digitales de Turismo Inteligente, como las desplegadas en España o Italia, a que los viajeros quieran retornar cuanto antes a los destinos. Para hacerlo realidad, ponemos a disposición de los destinos turísticos nuestra capacidad y experiencia para diseñar planes de turismo resiliente y construir infraestructuras y sistemas estratégicos en los ámbitos de seguridad, salud, movilidad, medioambiente y, por supuesto, de turismo y comercio.
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